El señor de las mulas



Amanece con la suavidad invertebrada de los días, y el cielo transparente para alojar el último destello lunar. Y con la suerte del universo, las higueras exhiben sus reflejos tostados y el vencejo alisa su torso y entre el primer rumor matinal se oye el estremecimiento de la mula, con su mensaje fulgurante de vida y el ajetreo incesante de su sombra perfecta. Con doce años aprendió el sigilo que ha de tener el mulero y la poderosa vocación que florece con el primer roce y la belleza portentosa que surge cuando le visten el aparejo. Y aprendió, con su primera mirada diminuta, que aquel animal indiferente tenía la extraña ligereza de las hadas y la bondad infinita...(ver más en Stories

Comentarios

Entradas populares